22 diciembre 2020

2021: Tendencias, Sueños y Expectativas.

Por Florinda Pargas Gabaldón.

Para iniciar esta reflexión me paseo por varios conceptos, muy oportunos en tiempos de análisis y construcción de escenarios futuros: tendencias, sueños y expectativas. Creo pertinente diferenciarlos, para saber desde donde estamos mirando hacia adelante, en cual orilla estamos parados, al momento de proyectar la visión y dibujar posibilidades.

Cuando hablamos de tendencias nos referimos a la identificación de movimientos claros, sostenidos, ascendentes o descendentes, que podemos identificar en un sector o mercado. Comprender el inicio o el final de una tendencia es esencial para hacer análisis de mercados. Estos comportamientos que van mostrando oportunidades, posibilidades y riesgos, orientan la toma de decisiones, ya que estas direcciones se identifican y son impulsadas por una serie de eventos, que transforman determinadas realidades, de forma evidente.

El cambio de paradigma que la Cuarta Revolución Industrial ha impulsado, la innovación tecnológica, las rápidas transiciones generacionales y el impacto de la pandemia, como un acelerador, están generando profundas transformaciones en todos los sectores de producción, consumo, demanda, distribución de bienes y servicios, modelos sociales y culturales. Cada día, podemos evidenciar esas tendencias, las sentimos y vivimos en carne propia, también podemos predecir y estudiar, hacia donde nos encaminan, cómo pueden afectar nuestro entorno y qué podemos pronosticar para adelantarnos a los acontecimientos.

Desde el punto de vista metafórico, también tenemos la posibilidad de mirar, imaginar y explicar las situaciones, a través de nuestros sueños. El sueño nos conecta con nosotros, con nuestros deseos e ilusiones más profundas, incluso inconscientes.  Nuestro mundo onírico está lleno de posibilidades, infundadas o no. Todo es posible desde nuestra capacidad de soñar. Esta capacidad  de imaginar mundos posibles ha impulsado a la humanidad, desde que nuestro cerebro fue capaz de pensar y crear. Sueños imposibles hoy son parte de nuestra cotidianidad. Delirantes mentes han sido artífices de las mayores obras humanas. Dormidos o despiertos, jamás dejamos de soñar.

Y luego, están nuestras expectativas, un supuesto probable, que nace de la esperanza posible de lograr un propósito o meta. La expectativa es una creencia centrada en el futuro, que puede o no ser realista, pero que consideramos posible y deseable.

¿Desde dónde estamos mirando hacia el futuro?

¿Miramos hacia el 2021, con una perspectiva analítica, revisando el entorno, comprendiendo su volatilidad, complejidad, incertidumbre y ambigüedad, como lo reflexiona mi buena amiga y aliada Fanny Santeliz Veracoechea, en su último artículo Análisis del entorno industrial venezolano ¿o lo hacemos desde la intuición?

Fanny nos señala que ante todas las complejidades, riesgos e incertidumbres la clave está en reenfocar la mirada hacia el aprendizaje que nos trae la experiencia. Las leyes de Darwin, más vigentes que nunca, nos recuerdan la premisa de la supervivencia de los más aptos, resilientes y ágiles, los más preparados para lograr la sostenibilidad, con estrategias defensivas, ofensivas y adaptativas. Su principal recomendación, para enfrentar los desafíos del próximo año, fortalecer alianzas, a través de toda la cadena de valor, unir esfuerzos, generar planes de contingencia comunes, aprovechando al máximo los recursos, capacidades e información disponibles.

Pero cuidado, es fácil cruzar información de tendencias, con sueños inspiradores, que generan grandes expectativas. Es necesario estar atentos a “la ilusión de la mayoría”, como lo señala Javier Velázquez Córdoba, en su reciente artículo De análisis de riesgos y otras hierbas, buen amigo de la infancia y excelente consultor internacional, quien nos alerta de este síndrome anestésico colectivo, cuyo efecto puede impactar sobre nuestros análisis y toma de decisiones. El sesgo de la información que influye sobre teorías, soluciones, emociones y criterios, la tormenta perfecta para decisiones no acertadas y sin resistencia.

¿Cómo prevenir la ilusión anestésica de “todo el mundo lo dice”? Cuestionar, poner en duda, investigar, profundizar, observar desde múltiples perspectivas, generar una opinión propia, sustentada y de ser necesario, defenderla.

¿Desde dónde estamos mirando hacia el futuro? ¿Desde el análisis acucioso de tendencias, el cristal de nuestros sueños o la esperanza activa de nuestras expectativas? Tal vez sea necesario, un cóctel de miradas, un acto de fe colectiva, que conecte nuestra inteligencia emocional y social, para activar otro nivel de consciencia, que nos permita construir ese nuevo futuro, esa recuperación trascendental, equitativa y sostenible, como lo señala el último informe de la CEPAL (1).

Este informe, producto del trigésimo octavo período de sesiones de la CEPAL, a finales de octubre de este año, nos plantea una gran interrogante: ¿Cómo crecer y avanzar ante las restricciones, las brechas, desigualdades, retos ambientales, crisis política y económica regionales, sin poner en riesgo la sostenibilidad del planeta?

Allí nos plantean escenarios posibles, instrumentos, modelos, oportunidades de crear capacidades tecnológicas y productivas para generar soluciones viables: transición energética hacia opciones renovables y no convencionales, movilidad sostenible, espacios urbanos inteligentes y sustentables, un estado de bienestar con desarrollo e inclusión digital. Enfoque en la bioeconomía: sostenibilidad basada en recursos biológicos y ecosistemas naturales, innovación en la industria de la salud, agricultura sustentable, gestión de la biodiversidad, promoción de la economía circular y una recuperación sostenible del sector turístico. Políticas y tendencias claras, para un cambio de época, que respondan a la emergencia, sin comprometer el futuro.

La invitación es a revisar y reenfocar el propósito, rediseñando trayectorias, activando un compromiso social con la sostenibilidad y sustentabilidad del planeta, nuestro hogar, nuestra única opción posible. En definitiva, el 2021 es un libro en blanco que iremos escribiendo juntos, un día a la vez. Espero que el 2020 nos haya enseñado la importancia de vivir, convivir y escribir la historia juntos.

(1) Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Construir un nuevo futuro: una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad (LG/SES.38/3-P/Rev.1), Santiago, 2020.

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4 comentarios

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